Con ocasión de las medidas adoptadas para mitigar el contagio del COVID-19, varios gobiernos latinoamericanos han decidido implementar medidas como el “pico y género”. Este tipo de medidas exponen en mayor medida a las mujeres trans a sufrir violencia policial y discriminación por parte de la ciudadanía.
Bien es sabido que los derechos de las mujeres trans en tiempos de “normalidad” se encuentran constantemente amenazados; en época de pandemia este riesgo ha aumentado: mayor exposición a la estigmatización, discriminación y abuso policial. La histórica marginalización que han padecido las mujeres trans en estos tiempos cobra mucha fuerza, la mayoría se dedican al trabajo sexual y oficios informales dada la realidad de exclusión social que enfrentan. Estos días de aislamiento han significado para ellas mayores barreras en el acceso a la salud; muchas requieren atención médica especializada permanente debido a que llevan a cabo sus procesos de homornización o viven con VIH o tienen alguna condición médica que requiera tratamiento. Las medidas del aislamiento les impiden salir de los municipios a la ciudad para buscar sus medicamentos, les impiden salir a ejercer el trabajo sexual, les impiden salir a trabajar para procurarse un sustento. El contexto del COVID-19 ha dejado a la mayoría en un grave estado de necesidad.
Perú, Panamá y Colombia, decidieron adoptar la medida sexista y binaria del “pico y género” con el fin de controlar la circulación y afluencia de personas en espacios abiertos. Esta semana en Perú, luego de varios días de vigencia, se decidió cancelar la medida, reconociendo que fue una “equivocación” adoptarla, pues desconocía los problemas de los roles de género que en nuestras sociedades patriarcales se sostiene. Esta reculada se debió entre otras, a los numerosos casos de discriminación y violencia por parte de los agentes de policía encargados de vigilar y controlar la ejecución medida (para conocer ejemplo, seguir los casos difundidos por la org. Féminas).
Bogotá y Cartagena, en Colombia, son las ciudades que han decidido implementar esta misma medida no obstante el fracaso reconocido en Perú y los casos de violencias ocurridos en Perú y Panamá. Las crecientes denuncias de violaciones a los derechos humanos a las personas trans no dejan un panorama esperanzador para las ciudades que comienzan a implementar la medida.
En otros países de Latinoamérica, como en Honduras, la noche del 11 abril una reconocida lideresa trans de San Pedro Sula fue detenida por 3 horas aprox. por parte de la Policía sin razón alguna. Durante ese periodo de detención hicieron bromas respecto de su nombre jurídico y le inmovilizaron su vehículo obligándola a desplazarse a pie y a oscuras hasta su casa. En Nicaragua las mujeres trans padecen la negación de la pandemia que el Gobierno defiende. No se les ha entregado ni víveres ni elementos de protección como tapabocas o guantes, pues afirman no son elementos fáciles de conseguir y muchas no tienen dinero para procurárselos. En República dominicana el COVID-19 golpea duro sobre todo a las trabajadoras sexuales cuyo nivel de desprotección es extremo.
Hacemos un llamado puntual a los cuerpos de seguridad de los Estados latinoamericanos y en especial a los Estados de Panamá y Colombia donde las mujeres trans están mayormente expuestas a la discriminación durante el aislamiento gracias a las medidas de “pico y género”, exigimos a las autoridades que:
- Sustituyan la medida del pico y género por otra como la de circular de acuerdo al último dígito de la cédula y procurar que esa revisión se pueda hacer a una distancia prudente.
- Que mientras exista la medida se respete y reconozca la identidad de género de las personas trans. No es suficiente con que les dejen circular a las mujeres trans en el día destinado para el “sexo femenino”, sino que es imprescindible que las llamen y traten conforme a su identidad y nombre identitario.
- Que se procure disponer de la mayor cantidad de “agentes de policía femeninas” para los días destinados a las mujeres.
- Que se inicie una campaña en los centros de abastecimiento y supermercados para respetar la identidad de género de las mujeres trans.
- Que se disponga de un canal directo y especializado para denunciar abusos policiales y discriminación con ocasión de esta medida, durante el tiempo de su vigencia.
Desde Caribe Afirmativo, se ha venido trabajando por deconstruir esta visión binaria del sexo-género, por lo cual medidas de este tipo representan un retroceso en materia de derechos humanos.
El equipo de Enterezas está atento a la situación de las mujeres LBT en Latinoamérica a través de las redes sociales de Caribe Afirmativo en Colombia, Diversidad Dominicana en República Dominicana y Somos CDC en Honduras.
Equipo de Enterezas.