30 de marzo de 2021. Entre las formas de habitar el mundo se encuentran aquellas que se desatan de las normas cisgeneristas y se trasladan de espacio, fugándose a otros lugares desde los cuales se enuncian como personas trans. Estas experiencias de vida han sido históricamente arrojadas al ocultamiento porque se les considera “raras” e “inaceptables”, provocando que sean condenadas al borramiento social.
Para las mujeres trans, cuya expresión de género suele ser más visible tanto en lo público como en lo privado, esconderse, encerrarse, aislarse y perder la identidad, han sido opciones que muchas veces se han visto obligadas a seguir para sobrevivir en un entorno en el que ser visible ha significado violencia y muerte. Las mujeres trans incomodan, desestabilizan y transgreden el sistema sexo-género, así como los significados estereotipados y prejuiciosos que la sociedad ha construido en torno al ser mujer y “la feminidad”.
Cuando las mujeres trans se hacen visibles, se les banaliza, sanciona, espectaculariza, exotiza y ridiculiza, reforzando prejuicios sexistas que las ubican como “inmorales”, “promiscuas”1 y “desviadas”. Cuando sus cuerpos se manifiestan, son señaladas, juzgadas y violentadas de múltiples formas para devolverlas al lugar que supuestamente les corresponde o para eliminarlas.
En este sentido, el rechazo a la diversidad y la diferencia, se alimenta de “regímenes de (in)visibilidad” que excluyen “lo raro”, “lo lejano” y “lo peligroso”1. La invisibilización de las mujeres trans, provoca que se les niegue la posibilidad de construirse autónomamente, de relacionarse genuinamente, de participar en espacios donde se toman decisiones, de habitar lo público e incluso lo privado, de denunciar las injusticias sociales, de acceder a sus derechos, de juntarse con otras, de resistir.
Las mujeres trans han luchado a la par de las violencias para nombrarse y ser reconocidas. Desde las colectividades “que surgen como respuesta a la precariedad a la que los cuerpos abyectos se ven sometidos en el espacio público, haciéndolos receptores de expresiones de vulnerabilidad que consolidan espacios de invisibilidad”2, se han manifestado con su presencia y su diversidad. Sin embargo, la sociedad aún tiene el deber de detener el borramiento de las existencias de las mujeres trans, y luchar junto a ellas por su visibilización como estrategia política de reconocimiento.
Las mujeres trans resisten también desde lo privado, lo personal y lo íntimo cuando eligen autoreconocerse y expresarlo al mundo. Cuando alzan sus palabras y ponen sus cuerpos en lo público, revelándose a la discreción que se les impone para ser toleradas. Y aunque históricamente sean negadas, las mujeres trans existen.
Textos de apoyo
- La “(in)visibilidad” de las mujeres trans en la televisión local. Disputa representacional en torno al #8M en Salta. Disponible en: https://revistas.unc.edu.ar/index.php/polemicasfeminista/article/view/25381
- ¡La visibilidad: conquista que hoy más que nunca pide ser legitimada! Disponible en: https://caribeafirmativo.lgbt/la-visibilidad-conquista-que-hoy-mas-que-nunca-pide-ser-legitimada/